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Espacios públicos de Nicaragua «no están hechos» para mujeres y niñas

La violencia contra las mujeres y niñas nicaragüenses ha cobrado la vida de más de 20 en lo que va de 2023. Varias de ellas estaban reportadas como desaparecidas ante la Policía.

Un grupo de amigas de entre 19 y 24 años de edad, se reúne luego de sus clases en una de las zonas verdes del amplio recinto Rubén Darío, de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), en la capital nicaragüense.

El primer semestre de este año lectivo acaba de iniciar, pero desde ya varias de estas universitarias tienen tarea y temas secundarios que estudiar, aunque la conversación de esta jornada en particular no gira en torno a sus carreras o deberes. La charla va de medidas de seguridad en la calle, en las estaciones de autobuses, en la universidad, en el supermercado y en cualquier otra zona pública por la que transiten, de noche o a plena luz del día.

Una semana antes de este encuentro, se dieron a la tarea de buscar investigaciones, protocolos, artículos y cualquier documento público que les ayudará a consolidar su propio plan de seguridad, para ellas, sus amigas y conocidas.

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Es una tarde de la tercera semana de abril, y horas antes, el número de mujeres asesinadas en Nicaragua había aumentado a 22, según la reportería realizada para este texto-. Las últimas víctimas reciben un minuto de silencio por parte de «Mónica», «Fabiola», «Hazel» y «Lorena», a quienes llamaremos así por su seguridad.

Lamentablemente, durante el año 2023, Nicaragua ha experimentado alarmantes casos de femicidios, lo que ha generado una creciente preocupación en la sociedad nicaragüense. «Las calles no son seguras para las mujeres y niñas debido a múltiples factores, que van desde la falta de medidas efectivas por parte de las autoridades hasta la persistencia de patrones culturales machistas», resume Fabiola, leyendo una de varias hojas que imprimió como folletos.

Según las estadísticas del Observatorio Voces de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, hasta el 03 de abril de 2023, se contabilizaban 26 femicidios contra mujeres nicaragüenses, dentro y fuera del territorio nacional. La Costa Caribe Norte y Managua registraban entonces el mayor número de víctimas. No obstante, desde dicha fecha hasta el 18 de abril de este año, se han registrado otros seis femicidios. Cuatro de las últimas víctimas tenían menos de 30 años de edad. «Bien podría ser cualquiera de nosotras», dice Fabiola. Infelizmente, tiene razón.

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«Aunque entre 2021 y 2022 no hay un aumento, la diferencia fue de tres femicidios menos durante 2022», explica Hazel. Y así fue.

Al menos 68 mujeres nicaragüenses murieron a causa de la violencia machista en 2022, incluidas 11, que fueron asesinadas fuera de Nicaragua, según el Observatorio Voces. 41 de estos femicidios, se reportaron entre el 01 de enero y el 31 de agosto de ese año.

Por otro lado, 71 mujeres nicaragüenses fueron asesinadas en el año 2021, dentro y fuera del territorio nacional. «Estamos ante unas instituciones que no protegen a las mujeres; no existen políticas que puedan reducir estas cifras. Cada día el Estado está siendo cómplice de estos agresores», denunció la organización feminista entonces.

Estos números permiten determinar que en el primer trimestre de 2023 se cometió al menos el 45% de femicidios totales perpetrados durante el año 2022. Esto sugiere que, desafortunadamente, la tasa de femicidios no ha disminuido y debe ser de preocupación grave en Nicaragua. Casi la mitad de casos de asesinatos contra las mujeres registrados en 2022, se repitieron solo en una cuarta parte de 2023.

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«Estamos mal», dice Lorena cuando el grupo analiza esa conclusión. También saben que «marzo es el mes más letal para las mujeres en lo que va de este año». 12 nicaragüenses fueron asesinadas dentro y fuera del territorio en dicho mes de 2023. Y la violencia general, en aumento, no da un buen pronóstico para los próximos meses.

David Silva, experto en seguridad ciudadana, a través de Vos TV alertó sobre la falta de un plan a nivel de comunidad para prevenir los homicidios y femicidios. «Aquí no se trata de endurecer leyes, sino de evitar estos actos de violencia, porque están causando la muerte de personas ante cualquier provocación. Yo creo que debería existir una comisión interinstitucional que la integre el Ministerio de Salud (MINSA), la Policía Nacional, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y un componente importante de ciudadanos», señaló el experto al canal de televisión.

Agregó que «en la comunidad muchos se conocen, saben si en el hogar existe violencia intrafamiliar, si una persona es violenta, si padece de alguna enfermedad mental que hace que no controle sus acciones. Entonces, ese monitoreo social es importante porque por mucho dinero que tengan las instituciones, no van a tener tanto alcance como los pobladores, si estos se uniesen».

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La inseguridad de las mujeres y niñas

En la conversación dentro del recinto universitario, Mónica decide intervenir. Dice que le toca «una parte fundamental de la investigación», porque, además de la falta de medidas efectivas por parte de la Policía Nacional, el Ministerio de la Familia, el MINSA u otras autoridades, en Nicaragua, «como en toda Centroamérica», persisten los patrones culturales machistas, y otros factores también contribuyen a la inseguridad de las mujeres y niñas en las calles del país.

Comparten una lista y asienten con la cabeza en cada punto. «Alguno de estos factores empeoró la situación de las victimas”, señala Mónica: la falta de iluminación en muchas zonas públicas, lo que aumenta la probabilidad de que las mujeres sean víctimas de delitos como el robo y la agresión; la falta de transporte seguro y asequible para las mujeres, especialmente en las zonas rurales, lo que limita su movilidad y les expone a situaciones de peligro; la presencia de grupos delictivos en algunos barrios, que pueden intimidar y agredir a las mujeres y niñas.

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Así mismo la falta de acceso a servicios de atención y apoyo a las víctimas de violencia de género, como refugios y servicios de atención médica especializados; la discriminación de género en el acceso a la educación y el empleo, que puede perpetuar la vulnerabilidad económica de las mujeres y aumentar su exposición a situaciones de peligro; la falta de sanciones efectivas para los perpetradores de violencia de género, que perpetua la impunidad y desalienta a las mujeres a denunciar los casos; y la falta de recursos y capacidades en las fuerzas del orden y el sistema judicial para investigar y procesar los casos de violencia de género de manera efectiva.

En países carentes de justicia, como en el caso de Nicaragua, es importante abordar estos y otros factores para garantizar la seguridad de las mujeres y niñas en las calles y otros espacios públicos. Implica un enfoque integral que incluya medidas de prevención, protección y atención a las víctimas de violencia de género, con el involucramiento de diversos sectores e instituciones.

La desigualdad urbana

El grupo de universitarias, para explicar por qué las calles y otros espacios públicos de Nicaragua «no están hechos» para las mujeres y niñas, se enfoca en la desigualdad urbana, que es un fenómeno en el que los recursos y las oportunidades en las ciudades están distribuidos de manera desigual, lo que resulta en una falta de acceso a servicios básicos y oportunidades económicas para las personas más pobres y las comunidades más vulnerabilizadas. Las mujeres y las niñas son especialmente afectadas por esta desigualdad debido a su género y su posición en la sociedad.

En muchos casos, las mujeres y las niñas tienen menos acceso a la educación, el empleo y la atención médica en las zonas urbanas, lo que las deja en una posición más vulnerable a la violencia y a la discriminación. Además, la falta de servicios públicos, como el transporte y la seguridad, pueden hacer que sea difícil para las mujeres y las niñas moverse por la ciudad sin correr riesgos.

Un mejor análisis de la desigualdad urbana podría ayudar a las municipalidades y autoridades a combatir la violencia contra las mujeres y los femicidios al proporcionar información sobre las áreas de la ciudad donde las mujeres y las niñas son más vulnerables, o al intervenir e invertir para contrarrestar dichas condiciones adversas. Esto podría llevar a una asignación más equitativa de los recursos y servicios públicos para garantizar que las mujeres y las niñas tengan acceso a los mismos recursos y oportunidades que los hombres, disminuyendo así la violencia machista o algunos de los factores relevantes en la situación, señalan.

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Podría ayudar a las autoridades a comprender las causas subyacentes de la violencia contra las mujeres y los femicidios, y a tomar medidas para abordarlas, expone el grupo. Según la documentación, se podrían implementar programas de educación y capacitación para prevenir la violencia de género, o mejorar la seguridad en las zonas urbanas más peligrosas para las mujeres y las niñas. “No es necesario que lleguemos a niveles de violencia como los de Honduras o El Salvador para reaccionar», agregan.

Teniendo eso en cuenta, en Nicaragua es necesario un enfoque que tenga en consideración las perspectivas y necesidades de las mujeres y las niñas en el diseño y planificación de las ciudades, de los planes de seguridad y de las políticas públicas. Esto podría incluir la implementación de medidas de seguridad, una mejor iluminación y la presencia de policías capacitados para responder a la violencia de género, así como una mayor inclusión de las voces de las mujeres y niñas en la toma de decisiones.

«Acciones que ayudarían en ese momento»La conversación fue larga y el sol ya está cayendo. La encargada del registro muestra su cuaderno e invita a las demás a prestar los últimos minutos de atención. «Recuerden que vamos a crear el grupo (en WhatsApp) y hay que compartir con todas las que podamos en nuestro entorno muy personal. Estas acciones podrían ayudar en ese momento. O pueden disminuir el riesgo», dice Lorena.

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Comparten una última lista de medidas para mujeres y niñas en las calles o en cualquier otro espacio público de Nicaragua, pero subrayan que no deberían existir tales disposiciones o el problema en sí:

  1. No caminar sola por la calle, especialmente en áreas desconocidas, periféricas o mal iluminadas. «Intenta siempre tener compañía o caminar en grupo».
  2. No caminar con los auriculares puestos o hablando por el teléfono. «Esto puede distraerte y hacer que no te des cuenta de lo que está sucediendo a tu alrededor».
  3. Si no tienes otra opción más que caminar sola, avisa a alguien de tu destino, tu ruta y tu punto de partida, e incluso el tiempo aproximado que tardarás en llegar. «Si es necesario, comparte tu ubicación en tiempo real, o utiliza herramientas como Google Maps para dejar un rastro digital».
  4. Defiéndete. Toma clases de defensa personal. Aumenta tu confianza y las habilidades para protegerte. «Grita, usa tus manos, los zapatos deportivos o la punta del tacón».
  5. Si es el caso, asegúrate de tener el coche en buenas condiciones y siempre mantén las puertas y ventanas cerradas y bloqueadas. «Revisa todo por fuera y por dentro, antes de abordar».
  6. Evita lugares desolados o poco transitados. «Camina por lugares donde hay más gente y tráfico».
  7. Si hay una amenaza o peligro, busca ayuda de inmediato. «Puedes llamar a la Policía, a otras mujeres en la calle, a una amiga o a un familiar cercano».
  8. Evita el consumo excesivo de alcohol, drogas o sustancias en situaciones donde estés sola o con desconocidos. «Esto puede disminuir tu capacidad de tomar decisiones y reaccionar en situaciones de peligro».
  9. Si hay acoso o alguien te está siguiendo, trata de hacer contacto visual, y si es posible, toma una fotografía o anota sus características para poder identificar. «Pero nunca te detengas a enfrentar la situación, al menos que sea necesario. Sigue tu paso».
  10. Si sales de noche, asegúrate de que alguien más sepa a dónde vas y qué estás haciendo.
  11. No te fíes de extraños, guapos, jóvenes, mayores, con bata, en bicicleta o camioneta, que tratan de entablar una conversación u ofrecer ayuda sin una razón válida o tu consentimiento.
  12. Si te encuentras en una situación de peligro, trata de mantener la calma, y busca una manera segura de escapar.

Es probable que la cifra real de femicidios sea aún mayor, ya que muchos casos no se denuncian por miedo a represalias o vergüenza. También es muy probable que la violencia contras las mujeres y niñas continúe. Por esa razón, las estudiantes universitarias señalan que es importante recordar que la responsabilidad de evitar la violencia no recae sobre las mujeres, sino en los perpetradores y en la sociedad en general. «¿Sentirme segura? Eso es imposible, incluso en los pasillos de esta universidad. Por eso tengo que estar preparada. Tenemos», expone Mónica.

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