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La vida de Miguel Mendoza, el cronista deportivo rehén de la dictadura

Miguel Mendoza aprendió el oficio de la zapatería y fue vendedor de tiste, enchiladas y tortillas. También vendió cuajadas, queso y crema para sustentar sus estudios universitarios. Conozca parte de la vida del cronista deportivo.

El cronista deportivo, Miguel Mendoza dejó a un lado en sus redes sociales los temas de deportes, y se trasladó a la opinión política para señalar el verdadero rostro represivo de la dictadura de Daniel Ortega, en los acontecimientos que sucedieron en 2018. Aunque su arresto era un aviso anunciado, nunca creyó que sería una “persona de mucha importancia” o que sus comentarios influyeran.

Los señalamientos del cronista deportivo se volvieron virales y los seguidores crecieron exponencialmente en su cuenta en Twitter y Facebook; pero esto le costó persecución, asedio, el robo de su camioneta y declarado ser el hombre “non grato” por la administración del Estadio Dennis Martínez, cuya estructura se edificó con la cooperación taiwanesa.

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Miguel Mendoza no solo criticaba al régimen sandinista, sino a la falta de voluntad de la oposición nicaragüense de unificar sus fuerzas para sacar a Ortega del poder y a los empresarios. “La lucha no es ideológica, sino de dictadura y democracia”, escribió en Twitter el 21 de junio del año pasado, horas antes de ser arrestado.

Ese día fue una “noche de los cuchillos largos”. Carlos Fernando Chamorro denunció en Twitter que agentes policiales estaban allanando su casa, ubicada en Intermezzo del Bosque. El cronista lo retweet sin saber que luego llegarían a buscarlo a él, pero ya estaba preparado para todo: sus redes sociales se las confió a una persona cercana y se refugió en casa de un “amigo” para que su hija de siete años no presenciara el arresto de su padre.

Miguel Mendoza durante una manifestación en la Catedral de Managua. Foto | Twitter

“No era consciente del alcance que tenía en redes sociales”

Miguel Mendoza era muy activo en las redes sociales. Con más de 116 mil seguidores en Facebook y con más de 27 mil en Twitter, muchos creen que tenía una gran influencia sus opiniones. Pedro X Molina, un reconocido caricaturista nicaragüense, era uno de los que interactuaba en Twitter con el cronista deportivo.

“Interactuábamos en Twitter y teníamos pláticas privadas y a veces nos invitaban a programas”, comenta el caricatura y señala la interacción en las redes sociales con Miguel Mendoza nació por esa chispa de humor en ambos.

Pedro Molina sostiene que el cronista deportivo no era muy consciente del alcance tenía y de cuanta influencia en realidad alcanzaba en mucha gente. “Y la dictadura lo era, por eso la dictadura lo secuestra. Miguel de forma personal no era muy consciente del impacto que tenía con el trabajo que hacía”, reitera.

***

Una vida de trabajo duro en Camoapa

Miguel Ángel Mendoza Urbina tiene 51 años y es un boaqueño de pura cepa. Nació un 19 de abril de 1970. Viene de una familia humilde en Camoapa, donde aprendió el oficio de la zapatería junto a sus hermanos. “Desde muy pequeño su vida fue de trabajo. Ayudábamos a nuestra madre, limpiando botas en la calle, vendiendo tiste, enchiladas y tortillas”, cuenta Ramón Mendoza Urbina, hermano del cronista deportivo.

Fue creciendo con el oído puesto en la radio para escuchar aquellos narradores de los partidos de béisbol; su sueño era ir a ver uno al Estadio Nacional en Managua, una travesía que le costó caro para un niño de aquel entonces. Lo cumplió en la vagancia con un grupo de amigos de su edad. “Cuando vino la tenía con nuestros padres con los castigos de aquella época”, relata su hermano.

“Crecí escuchando Doble Play en un radio verde de batería grande y cuadrado, en la pequeña zapatería de mi hermano Porfirio en tiempos de aciagos de guerra y futuro nebuloso”, cuenta en el libro “Póngale Sello”, del cronista deportivo, Edgar Tijerino. Pero, Miguel Mendoza siempre continúo sus estudios y no dejó de apoyar en la casa con las actividades del día a día para tener el sustento en la mesa.

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En el libro ¨Póngale Sello¨ cuenta que el presagio de que sería cronista deportivo de Doble Play ocurrió en los años 80, siendo un campeón de las matemáticas ya en la secundaria, “gané las olimpiadas departamentales haciendo una prueba impecable con calificación 99.9”, cuenta y casualmente recibió como premio  un paquete de libros, entre esos: el “Doble Play”.

Al culminar sus estudios de secundaria aún trabajaba en el taller de zapatería con su hermano Porfirio escuchando los partidos de béisbol. “Porfirio le indujo la idea que estudiara periodismo para cubrir los eventos deportivos”, relata su hermano. El consejo fue escuchado y puesto en práctica cuando decidió elegir una carrera como profesional.

Ramón Mendoza Urbina, hermano del cronista deportivo. Cortesía VOA

El universitario que vendía queso y cuajada

Miguel descartó la zapatería, el oficio familiar y el magisterio, aunque todos los días se lo recordaba el profesor de matemáticas. Pero, aquel joven ya tenía proyectado que estudiaría periodismo, sin saber cómo la pasaría en la capital, “porque la difícil situación económica de mi familia no daba para hacer grandes planes”.

Dejó la ciudad de Camoapa y se fue a estudiar a la Universidad Centroamericana (UCA) en 1989, convencido de especializarse en periodismo deportivo. Él mismo no tiene ni idea cómo se saltó uno de los requisitos ineludibles, el carnet de desmovilizado o no apto del Servicio Militar Obligatorio (SMO).

En la UCA tenía un privilegio: cuando podía se cruzaba la calle para pegar la nariz en el vidrio de la Radio Ya y ver a Tijerino dirigiendo el programa Doble Play. Tal vez por eso aguantó el primer semestre bajo engaños y cuando la suerte lo estaba abandonando, Violeta Barrios de Chamorro y la Unión Nacional Opositora (UNO), negociaron con los sandinistas una prórroga de reclutamiento de jóvenes a partir de agosto de 1989, precisamente seis meses antes de las elecciones del 25 de febrero de 1990.

Miguel Mendoza llegó a Doble Play en 1995. Su silla continúa vacía desde hace 196 días, cuando fue arrestado en por supuesta “traición” a la patria.

Mientras estudiaba en la universidad, todos los fines de semanas viajaba al pueblo boaqueño a comprar quesos, crema y cuajadas a un puerto de montaña llamado La Calamidad, como a 25 kilómetros de Camoapa. “Luego se iba al mercado en Managua a vender su producto. Así logró coronar su carrera con mucho esfuerzo”, dice su hermano.

El cronista deportivo tuvo su primer contacto con la tarea periodística deportiva en 1993, cuando dio sus primero pasos en Radio Universidad, El Pensamiento y la Democracia, hasta llegar de pasantías al Canal 6, donde mostró sus habilidades narrando el Campeonato Mundial de Moto Velocidad.

Fue contratado en La Tribuna luego de meses de colaboraciones gratuitas. “En 1994, primero lo localizó Tijerino para que quedara levantando el teléfono en Doble Play”, escribe Miguel en el libro. El cronista deportivo trabajó en Extravisión, entonces en el Canal 4, además colaboró en Canal 2.

El cronista deportivo ha sido galardonado en varias ocasiones, una de esa fue considerado como el Mejor Comentarista de Radio en 1999, elegido por la Asociación de Cronistas Deportivos de Nicaragua (ACDN).

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«Non grato» y el robo de su camioneta

Margin Pozo, esposa de Miguel Mendoza, cuenta que después de 2018 los golpes vinieron para su familia y la del cronista deportivo, cuando lo declararon “non grato” en el Estadio Denis Martínez en ese año, por señalar que el centro deportivo fue un “cuartel” para atacar a estudiantes.

Los administradores del estadio argumentaron que el cronista deportivo lazó “falsas e infundadas acusaciones contra el personal del nuevo estadio” durante las protestas abril de 2018.

“Esto fue un acto muy injusto porque Miguel es un cronista deportivo. De alguna forma esto impactó a Miguel porque es un cronista deportivo con más de 25 años de trayectoria, que ha sido galardonado por su experiencia en radio, prensa escrita y televisión”, comenta su esposa.

Esta medida que le impusieron al cronista deportivo le marcó su carreta como profesional, ya que su fuerte es la narración de los partidos de béisbol.

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Pero, la persecución y el hostigamiento político no terminó con esto. El 5 de diciembre de 2018, unos hombres aparecieron con pistolas en mano para despojarlo de su computadora, su celular y su camioneta, una Nissan Navara que había terminado de pagar. El caso no ha sido investigado por la Policía Nacional.

Después de varios meses lograron adquirir otro vehículo, el cual se encuentra en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), según relató Margin Pozo, quien pudo ver a su esposo el pasado primero de enero en el complejo policial. Miguel Mendoza está preso desde el 21 de junio del año pasado y su acusación se atribuye a diez publicaciones en su cuenta de Twitter “incitando a la injerencia extranjera”.

El cronista deportivo tiene una hija de siete años que ha sufrido la ausencia de su padre de hace más de 190 días que tiene de estar bajo las rejas.

Pedro Molina afirma que la familia de Miguel Mendoza debería sentirse orgullosa por el trabajo y la valentía que ha demostrado.

El caricatura indica que Mendoza ha transmitido «inspiración, la valentía y la motivación a muchísima gente», por lo que declara que el hombre tiene que ser libre, ya que no ha cometido ninguno de los crímenes que la dictadura le ha inventado a todos los presos políticos.

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